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© Daniel Adrián Madeiro
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Leo que estoy hecho de la misma
sustancia de una encina; Que los gases que había en la Tierra primitiva,
colocados en un tubo de ensayo, sometidos a supuestas condiciones iniciales,
dan algunas notas de la música de la vida; no la música en sí.
Me informan que una cosa progresa
en otra y luego en otra y otra, y así millones de veces hasta que alguna
termina siendo una encina y otra una persona.
Pero yo no creo en la evolución
de los vasos de barro. Yo creo en el ALFARERO.
DIOS no usa intermediarios; DIOS
no escribe libros; DIOS no te necesita. Tú necesitas a DIOS y ÉL está para
escucharte. Aprende a escucharte Tú y ÉL te estará oyendo.
* * *
El verdadero amor a DIOS no es la
moneda corriente entre los hombres. Es habitual ver personas que profesan una
fe. Eso es bueno para ellas. Las ayuda a sostener cargas que no soportarían sin
ese auxilio. También es bueno para la sociedad en la medida que promueve la
hermandad entre los hombres. Pero AMAR a DIOS es más que eso. Es apreciarlo a
ÉL en una medida mayor que a nosotros mismos. AMAR a DIOS es vivir para DIOS
con una devoción grandísima sólo comparable en lo humano al amor que sentimos
por otra persona, nuestro cónyuge o hijos por ejemplo. Pero ¿daríamos la vida
por DIOS? Esto no significa que para amar a DIOS sea menester dar la vida. Si
quiere decir que del mismo modo que defenderíamos aun a costa de nuestra propia
existencia la vida de nuestros hijos, cuando amamos a DIOS queremos hacer todo
lo posible por VIVIR para ÉL. Se trata de un DAR LA VIDA POR DIOS sin necesidad
de perderla. Tenerlo todo el tiempo presente en nuestros pensamientos como
cuando nos enamoramos y no logramos dejar de pensar en el otro. AMAR a DIOS, es
VIVIR para DIOS, COMPROMETERNOS COTIDIANAMENTE en un propósito de propia
superación personal para SERVIR a DIOS SEMBRANDO la TIERRA de Verdad y de
Justicia, construyendo un planeta digno de todos los seres humanos de buena
voluntad. AMAR a DIOS es tener permanente conciencia de DIOS y de nuestro rol
frente a ÉL.
* * *
Un escritor no es DIOS. DIOS
determina, decide, crea. Yo cuento con un universo diseñado donde sólo acomodo
las piezas en un orden a veces arbitrario, otras previsible, las más
intrascendente. Pero nunca creo. Todo está hecho. Y hasta es posible que no
suceda otra cosa más que algo parecido a una evacuación de vientre, donde no
puedo lanzar nada que previamente no haya estado dentro de mí.
Daniel Adrián
Madeiro
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© Daniel Adrián Madeiro.
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